Cuadro al óleo de un bodegón con varias jarras, platos y un mortero. Esta obra es muy especial, primero por el género, ya que es uno de los escasos bodegones que
Cuberos ha pintado a lo largo de su carrera y sobre todo porque es una copia que el artista ha realizado de un cuadro que pintó cuando tenía catorce años y que aún conserva en su colección
particular.